jueves, 5 de agosto de 2010

**Entrevista con el autor de Ojos Cortados

No vamos a revelar nada, porque la novedad ya copa las portadas de los suplementos literarios y los escaparates de las librerías. Oscar Calavia ha publicado su tercera novela, Ojos Cortados (por la editora madrileña Lengua de Trapo). Si eso no es una primicia, si lo es en cambio esta entrevista, la primera que el autor concede a respecto de su nueva obra. Lo localizamos por teléfono, no sin algunas dificultades, en su casa en la isla brasileña de Santa Catarina.
P. Señor Calavia, le envidio a usted. Yo también quería ser un escritor en una isla.
R. No me envidie hoy. Hace un frío de perros.
P. Y hablando de perros, ¿Ojos cortados tiene algo que ver con un perro andaluz?
R. No, que yo sepa.
P. ¿A quien más se lo podría preguntar?
R. Bien, ya sabe usted… uno es responsable de lo que escribe, pero no de cómo lo leen, eso ya se lo habrán respondido muchas veces, digo. ¿O no?

P. ¿De que trata Ojos Cortados?
R. Me había prometido que serian preguntas fáciles.
P. Pero esa no la puedo evitar. ¿De que trata?
R. Bien, trata de la vista. De la visión. En algún momento pensé en titularla “Ensayo sobre la visión”, pero puede imaginar por qué no lo hice. Además la visión es un tema demasiado amplio, daría para muchas, muchas novelas; “Ensayo sobre la visión” seria pretencioso.
P. ¿Puede concretar mas?
R. Son tres historias, cada una sobre una mujer, o sobre la misma si quiere mirarlo así. Digamos que en la primera se la ve de lejos, en la segunda de muy cerca; y en la tercera se habla de lo que ella misma ve. Se habla mucho de las propiedades o de las paradojas de la visión.
P. Un ojo cortado ¿ve doble?
R. Si, depende de cómo se corte.
P. Y usted, ¿ve bien, o ve doble?
R. Veo bien: tengo miopía, astigmatismo y presbicia. Es una visión matizada.
P. ¿Le ha dedicado usted la novela a uno de sus personajes?
R. ¿Por que no? Los personajes tienen su propia vida. Están por ahí, es improbable pero no es imposible que te los encuentres. O que encarnen o que alguien los encarne.
P. ¿Como?
R. No son simples piezas de un escrito. Pero no se les suele agradecer lo que hacen por lo que escribes. Son un poco como los toreros o los futbolistas, hay unos pocos muy conocidos que acaban haciendo olvidar a sus propios autores, la mayoría lleva una vida muy oscura. En este caso el personaje, aunque puede no reconocérsele, viene de una novela anterior, La única margen del río. Allá era demasiado vago, esquemático; merecía dejarse ver con mas nitidez. Además de entonces acá he podido conocerlo mucho mejor.
P. Bien, cambiemos de tema. ¿Le gustan a usted las novelas que no terminan?
R. Quien le ha dicho eso? Mis otras dos novelas no podían terminar de un modo mas terminante.
P. ¿Y esta?
R. Mi madre suele decir en esos casos que es mejor así, porque te dejan que imagines el final que quieras. Aunque en Ojos Cortados es un poco diferente. Si lee con cuidado, notará que en la segunda historia hay un personaje que responde a su pregunta. Por un lado dice que en realidad el final es lo más artificioso de cualquier relato; porque las cosas en la práctica nunca acaban, o sólo acaban por abandono, mucho después de que sus protagonistas desaparezcan. Por otro, que las historias de unos siempre pueden completarse con las de otros.
P. ¿Eso es una clave para lectura?
R. Si usted quiere…
P. ¿Es o no es?
R. Bien, digamos que Ojos Cortados es aparentemente lineal. Bien, no muy lineal, razonablemente lineal. Pero en realidad puede leerse en circulo, o en círculos. Como esos círculos que se hacen en un papel para que el bolígrafo funcione.
P. Así que su nueva novela seria también algo del estilo de Las botellas del señor Klein…
R. En varios sentidos, si. Si, de hecho.
P. Pero en esta no hay ningún Klein.
R. ¿Y usted que sabe? No se dice el apellido de ningún personaje.
P. La tercera parte de su novela pasa en Sao Paulo, la segunda en Paris. La primera en el lugar mas feo de la tierra. ¿Ha estado usted ahí?
R. Si.
P. ¿Donde queda, si puede saberse?
R. En muchos lugares, cada vez en más.
P. Bien, esta usted reticente, ¿ya vale de entrevista?
R. Si le parece…
P. Una ultima pregunta: ¿suele concederse muchas entrevistas a si mismo?
R. No, sólo excepcionalmente.
P. Pues muchas gracias en ese caso. Hasta la próxima.
R. De nada. Hasta más ver.