viernes, 11 de mayo de 2012

La reforma universitaria y el docente-gestor

Que la Universidad no forma adecuadamente de cara al mercado de trabajo lo demuestra el hecho de que ni siquiera forma adecuadamente a aquellos estudiantes que compondrán los cuadros de la propia Universidad. Así, cualquier profesor o investigador siente que el setenta y cinco por ciento de su vida profesional está ocupada en tareas para cuyo desempeño no está debidamente preparado, y de las que intenta librarse con improvisaciones.
Pero de qué sirve un intelectual que resuelva la Conjetura de Hodge o lea de corrido el sánscrito si luego no es capaz de rellenar los formularios del día. Es urgente poner remedio a eso, y que el Ministerio, aprovechando la ocasión imperdible que es esta profunda crisis, lo ponga precisamente ahora, creando la carrera de Profesor/Investigador-Gestor.
La carrera de Profesor/Investigador-Gestor seria un primer tramo común a todas las carreras ahora existentes -a las que reemplazaría- ocupando los primeros nueve cuatrimestres. En ese tramo común, que podría ponerse en pie con una colaboración entre la universidad pública y el sector privado, los estudiantes recibirían el entrenamiento debido para lidiar con los verdaderos desafíos de la universidad, en un currículo que comprendería las siguientes asignaturas:
Obligatorias:
Gestión (I, II, III… XIX).
Informática aplicada a la Gestión.
Teodicea aplicada a la gestión.
Gestión de la informática aplicada.
Teoría general de la Puesta en Valor.
Epistemología del trabajo en equipo.
Composibilidad de Plataformas Redundantes.
Teoría y método de la Maximización.
Cladística de Catastros.
Gestión de la innovación burocrática de flujo permanente.
Teoría general de la evaluación.
Inglés Instrumental.
Optativas:
Retórica aplicada a la gestión.
Contabilidad creativa.
Ontología del impacto social.
Indexación en network.
Pedagogía liminar.
El último cuatrimestre se dedicará a la especialización en las materias en que el profesor/investigador vaya a desarrollar su gestión: filología, oceanografía, física, matemática, historia, botánica, sinología, bellas artes, etc. En el caso de las carreras humanísticas esos créditos podrán ser sustituidos por seis meses de actividad comprobada en una ONG. En cuanto a las carreras con alguna utilidad concreta, como ingeniería civil, medicina u odontología, los estudios serán sustituidos por un periodo equivalente de aprendizaje en alguna entidad bancaria. Si los banqueros pueden cuidar del país, por qué no confiarles también nuestros empastes, por ejemplo.
El ahorro para las arcas públicas que esta reforma supondría sería inmenso. Voces malintencionadas han sugerido que si es necesario ahorrar convendría disminuir la frenética actividad burocrática del sistema educativo, queriendo ocultar que la economía será mucho mayor si se elimina todo lo demás y se preserva la estructura de gestión, que a fin de cuentas es la que emite los diplomas.
Sabemos que un proyecto como este encontrará las resistencias habituales en los medios académicos, aferrados a su torre de marfil, pero los imperativos del bien público deben hablar más alto que esos resquicios de un ideario elitista. La carrera de profesor/investigador-gestor está en línea con las tendencias actuales de las universidades de todos los países avanzados, y tiene la virtud de adaptarse con la misma facilidad a esos periodos en los que no se sabe qué hacer con el dinero y a otros, como el actual, en que no se sabe dónde ha ido a parar.

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